Aunque los medios de comunicación han difundido mucho este concepto (ciberbullying), no todos los comportamientos irrespetuosos, ofensivos o vejatorios hacia un menor pueden ser considerados como tales. Para considerar que existe ciberbullying o acoso por Internet deben darse las siguientes características:
- Es un fenómeno que se produce entre iguales; esto es, quien agrede al menor es otro menor o un grupo de menores.
- El comportamiento de los agresores es deliberado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la intención de causar daño de modo explícito no siempre está presente en los inicios de la agresión.
- La agresión es repetida y se mantiene en el tiempo.
- La víctima sufre un deterioro de su autoestima y dignidad personal.
- Se usan medios digitales, ya que el acoso se realiza a través de ordenadores, teléfonos y otros dispositivos digitales.
Por lo tanto, podemos definir el ciberbullying como «el daño intencional y repetido infligido por parte de un menor o grupo de menores hacia otro menor mediante el uso de medios digitales». Para hacerlo, cualquier herramienta de mensajería es válida (Whatsapp, Messenger...).
En estas situaciones hay tres tipos de participantes: la víctima, los agresores y los testigos. Las familias tenemos miedo de que nuestros hijos lleguen a convertirse en víctimas del ciberbulyying, pero debemos tener en cuenta que pueden estar siendo testigos de un caso y no lo dicen o incluso agresores, por el simple hecho de participar de las iniciativas de un grupo o un líder. En este sentido, debemos ser activos al preguntar y al orientarles sobre cuál es el comportamiento que deben tener.
Imagen del trabajo de investigación realizado por los alumnos del IES Fuente Roniel
Una vez que la familia detecta que su hijo está sufriendo ciberbullying, o si conoce un caso que se está produciendo, aunque no afecte a su hijo, debe informar lo antes posible al centro educativo. A partir de ahí, el centro debe poner en marcha un protocolo de actuación, que no es más que una serie de pasos perfectamente ordenados y registrados, donde se recaba información, se toman medidas cautelares, se informa a todas las partes implicadas (profesores, presuntos acosadores y sus familias, espectadores y, si fuera necesario, a la Inspección) y se elabora un plan de seguimiento de las actuaciones realizadas con el objetivo de determinar si la situación desaparece. Actualmente Extremadura cuenta con un protocolo común para todos los centros educativos.
Los padres tenemos que ser conscientes también de nuestra responsabilidad legal. Por ejemplo, si nuestro hijo falsifica un perfil y amenaza, insulta o sube fotos como si fuera otro, la ley nos considera responsables de sus acciones si es menor de 14 años, por lo que si se establecen sanciones tendremos que pagarlas.